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CRÓNICA. La UPP ya se siente equipo de Preferente (2-4)

Luismi protege el balón ante dos defensas del Olivenza.
UP Plasencia
2
CP Olivenza
4
UP PLASENCIA:
Jaime, Edu Parri, Albarrán, Álvaro Parri (Nevado, m.67), Adri (Antonio, m.76), Valenzuela, Vecino, Jairo, Sergio Sánchez, Óscar Mateos (Edu Hernández, m.76) y Luismi.
CP OLIVENZA:
Sebas, Chinda, Marco Ortega (Monchu, m.46), Pekas, Fau, Juanjo (Iván Cabanillas, m.62), Capa, Aton, Chicote, Domin y Silva.
GOLES:
0-1 (m.6): Silva. 1-1 (m.41): Luismi. 2-1 (m.44): Luismi, de penalti. 2-2 (m.64): Chicote, de penalti. 2-3 (m.74): Silva. 2-4 (m.88): Chicote.
ÁRBITRO:
Rubio Álvarez. Mostró tarjetas amarillas a Edu Parri, Valenzuela y Sergio Sánchez, de la UP Plasencia; y a Pekas (2, expulsado en el minuto 90), Capa, Aton y Silva, del Olivenza.
INCIDENCIAS:
Estadio Municipal, 250 espectadores.









































3 PUNTOS
2 PUNTOS
1 PUNTO
Luismi
Valenzuela
Sergio Sánchez

Juan Carlos Ramos (Hoy) / Plasencia


El Plasencia ya se sabe equipo de Regional Preferente. Es cierto que el deporte ha escrito páginas increíbles de remontadas imposibles, pero las caras de los jugadores placentinos tras acabar su partido ante el Olivenza (2-4) eran las de un equipo descendido.
La UPP necesitaba sumar los tres puntos, pero el partido no pudo empezar de peor forma posible. Sólo se llevaban seis minutos disputados cuando Edu Parri se descolgó de la línea defensiva y habilitó la posición de un desmarcado Silva, que no tuvo problemas para batir a Jaime en el mano a mano (0-1).

A partir de ahí, la primera parte fue de neto color local, si bien el Olivenza, de forma ocasional, daba algún que otro susto aprovechando la subida de los laterales placentinos. Pero las oportunidades de claridad sólo fueron unionistas. En el 12, Óscar Mateos obligó a intervenir a Sebas de forma espectacular a la salida de un córner. En el 15, Sergio Sánchez se entretuvo en el mano a mano ante el portero oliventino, pero Luismi recogió el balón suelto para golpear al larguero.

El Plasencia merecía el empate y éste acabó llegando tras un centro de David Albarrán y un cabezazo certero de Luismi que se elevó por encima de la posición de Sebas (1-1, minuto 41). Y tres minutos después, el 2-1. Luismi protegió de espaldas la recepción de un balón, Capa le agarró por detrás y Rubio Álvarez no dudó en señalar un claro e innecesario penalti. El propio capitán placentino anotó la pena máxima. Y aún pudo hacer la UPP el 3-1 antes del descanso, pero Sebas desvió a córner una gran falta lanzada por David Albarrán.

La UPP tenía el partido donde quería. Por eso, nadie entendió qué el equipo se echara tan atrás al iniciarse la segunda mitad. Surgía la incógnita de saber si era por falta de fuerzas o con el propósito de coger a su rival en alguna contra.

El Olivenza ganó metros y empezó a poner cerco a la portería de Jaime, que tuvo que intervenir a un cabezazo de Aton con marchamos de gol. En el área contraria, Jaime Vecino también pudo dar más ventaja a la UPP tras una buena jugada de Sergio Sánchez que Sebas abortó con una buena mano. Y entonces, en el minuto 64, llegó otro innecesario penalti, ahora a cargo de Álvaro Parri, que de forma incomprensible entró con todo a la incursión sin peligro de Monchu. Chicote hizo el 2-2.

A estas alturas de partido ya se adivinaba un Plasencia roto, con falta de frescura física y con mucha distancia entre líneas. Los cambios para solucionar este problema llegaron tarde. El canto del cisne unionista fue un remate de Luismi que se estrelló en el poste en el 67. A partir de ahí, la victoria visitante era cuestión de tiempo. Silva firmó el 2-3 en el 74 tras elevar el balón a la salida de Jaime. Y Chicote, casi a placer, anotó el 2-4 en el 88 ante un rival hundido.


El final de partido trajo un par de imágenes que nadie quiere ver. La desoladora de un Plasencia sabiéndose equipo de Preferente y la sonrojante de las celebraciones de algún jugador visitante. Una de las máximas del deporte es no bailar sobre la tumba de tu enemigo. Y eso es algo que no hizo el Olivenza, cuyos gestos de desmedida alegría –otros lo llamarían faltas de respeto-, se saldó con la expulsión de Pekas en tiempo de añadido y sucesivas tanganas a pie de campo.

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