Era el primero de los objetivos marcados a principio de temporada y ya está en el bolsillo. Y aún restan siete jornadas para el final de liga. La UP Plasencia ha materializado matemáticamente la permanencia en Tercera División tras empatar en el campo del Cacereño (1-1), que llegaba al derbi provincial como autoritario líder tras haber ganado los últimos siete partidos.
La UP Plasencia aguantó como
pudo la primera media hora de empuje local y luego supo maniatar perfectamente
todas las acciones atacantes del Cacereño. Tanto fue así que no hubiera pasado
nada si Menacho Gómez hubiera pitado el final del partido al acabar la primera
parte. Es más, los espectadores de Preferencia y sus paraguas lo hubieran
agradecido.
Porque lo cierto es que la segunda mitad fue absolutamente
nihilista. Al menos en lo que a ocasiones de gol se refiere. Ni una sola
llegada merecedora de romper un 1-1 que reduce el liderazgo del Cacereño a
siete puntos con siete jornadas aún por disputarse.
El Plasencia, a pesar de la salvación matemática, prácticamente se despide de sus
opciones de alcanzar los playoffs de ascenso. Por fin ha acabado de atravesar
el 'Tourmalet' que de forma periódica se ceba sobre los equipos modestos, pero
remontar 11 puntos en siete jornadas parece misión imposible por muy asequible
que se presente el calendario.
Y a pesar de saberse apeado de esa lucha por los playoffs,
la UPP celebró el empate como si de una victoria se tratara. No era para menos.
Compareció en el Príncipe Felipe con bajas de hombres titulares como Borrallo,
Sergio Sánchez, Alberto Núñez, Marín o el pichichi Luismi. Rescatar un punto
del feudo del incontestable líder era un suculento botín antes de que echara el
balón a rodar.
La primera media hora de juego, sin ser de un acecho
constante, fue la de mayor inspiración del Cacereño. El equipo verde supo
encontrar un resquicio por el carril derecho y ahí Nando Copete se convirtió en
el hombre más incisivo. Sin embargo, en lo que fue una constante durante todo
el encuentro, Marco y Álvaro Juanals fueron dos muros infranqueables en el
centro de la defensa unionista.
De esta forma, el 1-0 solo llegó tras una pérdida de balón
en la frontal. Con la defensa desequilibrada, Nando Copete sacó un centro
perfecto desde la derecha que Kevin cabeceó de forma inapelable a la red.
Con la inauguración del marcador, el Cacereño pudo acabar
por noquear a la UPP. Otra vez aprovechando el filón del flanco derecho y tras
un posterior centro, Manolo sacó una mano prodigiosa para impedir el doblete de
Kevin.
Y de lo que pudo ser el 2-0, casi a continuación, se pasó al
1-1. Bugatto controló en la frontal, sacó como pudo un pase interior a la
posición de Juanito y el delantero, con un disparo mordido, batió casi a cámara
lenta a un sorprendido Camacho.
Y de los mejores minutos del Cacereño se pasó a los mejores instantes
del Plasencia, que en la recta final del primer periodo llegó a meter al líder
en su campo. Eso sí, sin hacer temer a Camacho.
Y en la segunda parte, pues qué contar. Que el Plasencia a
medida que iban pasando los minutos iba acusando el desgaste y que el Cacereño
solo quiso abrir brechas en la defensa a través de juego directo. Demasiado
previsible para una defensa de cuatro bien pertrechada.
Pastelero quiso encontrar soluciones en su banquillo para
intentar aguantar el balón arriba. Dio entrada a José Mari en el 66, pero no le
gustó lo que vio y, a los veinte minutos de su ingreso, le ordenó que se fuera
a vestuarios.
En el banquillo contrario, Adolfo Muñoz confió a Artigas y
Pucho la revolución de un choque demasiado hermético, pero los recambios no
aportaron alternativas diferentes a las que ya estaban ofreciendo los once
titulares.
El Cacereño quiso ganar, pero no hizo suficientes méritos
para ello. Por su parte, el Plasencia solo quiso empatar a pesar de que la
clasificación le obligaba a realizar merecimientos para ganar. No tenía
recursos para más. Y el Cacereño no lo supo aprovechar.
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