Algunos dirán que es algo bueno, otros lo contrario. El
Plasencia cuando pierde no es que le ganen, es que él mismo pierde los
partidos. Sucedió en Valdivia, cuando el equipo con uno menos se echó arriba
con 2-2 en vez de cerrar el punto; sucedió ante el Mérida, tras esos clamorosos
fallos en defensa en cadena que permitieron el 0-1; y ha vuelto a pasar en
Pueblonuevo, tras un penalti fallado y un cuarto de hora final anárquico.
La UPP dominó con placidez la primera media hora, incluso
con demasiada superioridad. El trivote Arroyo-Gilarte-Tano jugaba a placer ante
un Pueblonuevo agazapado en su parcela y esperando una contra que no llegaba.
Eso sí, la pólvora de cara a puerta era escasa. Y ahí el
Plasencia tiene un serio problema, porque sin Kevin en cancha, nadie más tiene
la clarividencia para buscar los tres palos. Por segunda semana seguida Kofi
asumió esa responsabilidad, pero volvió a demostrar que dista mucho de ser un
9.
El Plasencia, de esta forma, lo intentó a balón parado, con
faltas frontales o laterales ejecutadas por Tano que se fueron altas.
Y en este escenario, llegó el penalti, tras un saque de
esquina y un remate de Aarón. El árbitro estimó que David Cruz agarró al jugador de la UPP y señaló la pena máxima.
Todos esperaban que fueran Aarón o Tano los que lanzaran el
penalti en ausencia de Kevin. Javi López agarró el balón. Su lanzamiento, a
media altura y a la derecha, no fue malo, pero el paradón de Jesús Torres fue
mejor.
Era el minuto 32 y antes de eso el Pueblonuevo estaba
noqueado, desquiciado en protestas y con su segundo entrenador y delegado de
campo expulsados. Tras el fallo, resurgió y empezó a jugar en campo de la UPP.
Cuatro minutos después, llegó la falta que permitió a Gabri hacer el 1-0 tras
tocar en la barrera.
Tocaba resetear en el descanso. Javi López se quedó en
vestuarios y salió Manu Moreira. Y en la segunda parte se vio al mejor
Plasencia, con Flórez desbordando por un flanco y Manu Moreira por el otro.
Oleada de llegadas que hacían atisbar el empate en cualquier momento. El
Pueblonuevo, sufriendo, se quitaba el balón de encima sin dar dos pases
seguidos.
Jesús Torres volvió a estar otra vez salvador en remates de
Flórez, en un mano a mano, y de Aarón. Los locales pedían la hora en el minuto
70.
Con Kevin sobre el campo lo más lógico es que no solo
hubiera llegado el empate, sino la remontada. Sin el argentino sobre el campo,
el banquillo entendió que la única forma de que llegara el gol en el último
cuarto de hora era con algún balón aéreo. Y allí que se fue Edet, a jugar de 9
a cazar algún balón.
Y ahí sí que desapareció el Plasencia. De dominar de cabo a
rabo y tener llegadas muy claras, el cambio táctico permitió al Pueblonuevo
salir a la contra e incapacitó a la UPP para crear juego. Estuvo más cerca el
2-0 que el 1-1. La anarquía permitió que los locales jugaran con cierta
placidez en el último cuarto de hora y no sufrieran en exceso, al menos no tanto como en la primera media hora de la segunda mitad.