CRÓNICA. El Miralvalle ya acaricia la Liga Femenina 2-Pro tras ganar al Ibaizabal (53-46)
El Miralvalle se impuso a su rival más directo y está a un paso de subir a la nueva segunda categoría nacional. En la foto, Sofía Aínsa.
53. Miralvalle: Sofía Aínsa (2), Stacia Robertson (11), Alicia Morales (14), Tia Weledji (10), Princess Aghayere (14) –cinco inicial-, Andrea Cueva (2), Natalia Pizarro, Celia Rodríguez y Luciana Chagas.
46. GDKO Ibaizabal: Ane Arrien (6), Juana Molina (12), Helmi Tulonen (10), Elina Koskimies (4), Rebeca Cotano (11) –cinco inicial-, Paule Portilla, Ana Iruskieta, Maiane Aizpurúa, Ainara Ramasco (1) y Nerea Vázquez (2).
Parciales: 13-16, 25-28, 37-36 y 53-46.
Árbitros: Jesús Fernández y Antonio Domínguez.
Incidencias: Pabellón Ciudad de Plasencia, a puerta cerrada.
Juan Carlos Ramos / Plasencia
Ciñéndose a las bases de competición, el Miralvalle aún no es equipo de Liga Femenina 2-Pro. Pero el que más y el que menos, celebró la victoria ante el Ibaizábal (53-46) como si en realidad se hubiera servido para consumar el ascenso a la nueva segunda categoría del baloncesto femenino nacional. Primero, porque tenía enfrente a su principal rival por esa quinta plaza que todo parece indicar que permitirá el ascenso a la LF2-Pro. Segundo, porque suma 15 victorias que le asegura el ascenso de forma virtual (tendría que perder sus cuatro partidos y el Tenerife ganar sus cuatro para frustrarlo, además de ganar a las placentinas por más de 11 puntos en la próxima jornada) y mantiene el sueño de jugar la fase de ascenso a la Liga Femenina-1, reservada para los cuatro primeros. Ahora mismo, sigue dependiendo de sí mismo.
El partido ante el Ibaizabal fue de digestión lenta y de bolo en el nudo de la corbata, algo que ya se esperaba. El Miralvalle ha perdido en las últimas jornadas brillo anotador y el equipo vizcaíno juega a eso, a llevar los choques a guarismos bajos. Aún con los fantasmas de la última derrota ante el Cortegada, Raúl Pérez pidió tiempo muerto al minuto y medio con el marcador de 0-6.
Asumiendo su falta de inspiración por fuera, el Miralvalle trató de buscar por dentro a Stacia Robertson y, a base de picar piedra, consiguió meterse en el partido (13-16). La desafortunada lesión de Andrea Cueva en la rodilla, que podría ser grave, dejó sin una rotación a Raúl Pérez. El cinco inicial ya no abandonó la pista más que a cuentagotas. Tras voltear el marcador, un parcial de 0-8 dejó el marcador en 25-28 al descanso.
El tercer cuarto fue de máxima exigencia defensiva, lo que en principio favorecía al Ibaizabal ante las minutadas de las locales. Sin embargo, con 37-36 y el último cuarto por jugar, apareció una espectacular Alicia Morales para dirigir a su equipo a la victoria y afrontar una recta final cómoda.
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