César Castro: 'En ningún momento me esperaba la convocatoria para los Juegos'
Juan Carlos Ramos / La frase hecha del “deporte le debía una” es muy socorrida, pero es que en el caso de César Castro no solo es cierta, sino que además le debía unas cuantas. Tantas cuantas veces las operaciones de hombro le impidieron participar en grandes eventos internacionales. La primera intervención quirúrgica, hace justo cinco años y con la mínima del 1.500 metros libre bajo el brazo, se cruzó en el camino de los Juegos de Río.
Esas Olimpiadas han sido el gran sueño del placentino desde
que se sumergió en una piscina cuando apenas sabía caminar. Ese insaciable
deseo, unido a una descomunal constancia, ha sido el pilar fundamental para no
dejarlo todo cuando tuvo que superar y ser intervenido de otras dos lesiones de
hombro. Y finalmente, tras cinco años de travesía por el desierto y una
increíble reinvención como nadador, parece que ese sueño se va a hacer
realidad: César Castro estará en los Juegos de Tokio el próximo mes de julio.
Algo que va a ser posible gracias a su gran actuación en el
reciente Campeonato de Europa de Budapest, a pesar de que no consiguió la
mínima A del 200 metros libre establecida por la RFEN y fijada en 1:47.02. En
el relevo masculino de 4x200 libre, César Castro rompió de largo su récord
nacional de 1:47.45, que dejó en 1:47.13, a sólo 11 centésimas de la mínima
olímpica. Exhausto, al día siguiente en la prueba individual, volvió a rebajar
la marca con la que llegaba a Budapest.
“En ningún momento podía esperar pudiera incluirme a la
convocatoria. Es difícil que acepten la marca FINA B y pensé que yo no iba a
ser diferente. No quería tener esa ilusión para luego no decepcionarme”,
reconocía César Castro desde su lugar de entrenamientos en Asturias, donde
recibió la noticia horas antes de hacerse pública. “Se lo comunicaron a mi
entrenador y le explicaron los motivos de mi inclusión: que había realizado un
gran Europeo, que me había quedado cerca de la mínima y que había ayudado a la
cohesión del equipo”.
César Castro ‘sacrificó’ el 200 individual para tratar de
conseguir la mínima olímpica un día antes para el equipo de relevos, que
finalmente no pudo alcanzar. Un día después, la misión de buscarla para él solo
fue imposible: “Ni siquiera pensé en poder alcanzar la semifinal. Soló salí a
disfrutar, sin ningún objetivo. Llegué a las semis, pero la mínima era casi
inalcanzable”.
El nadador extremeño, sin saber que luego sería incluido en
el equipo olímpico, no tuvo pensamientos negativos tras no alcanzar la mínima.
“Se te queda el mal sabor de boca, algo de tristeza, pero salí muy contento de poder
haber rendido a ese nivel”.
Ahora lo que queda son dos meses de preparación para tratar
de “nadar por debajo del 1:46.00” y alcanzar las semifinales de los Juegos.
Será el 25 de julio. Eso sí, tendrá que vigilar muy de cerca las molestias que
periódicamente de producen en su hombro izquierdo y que hicieron temer una
nueva intervención a semanas del Open de Primavera de marzo. “Tenemos que tener
la mente fría, nadar pocos metros pero de mucha calidad y parar a la mínima
molestia. Por suerte o por desgracia, ya tengo algo de experiencia en leer las
sensaciones”.
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