César Castro dice adiós a los Juegos de Río de Janeiro

César Castro, con la foto dedicada de Gregorio Paltrinieri.

Hace un mes se hablaba de que solo un milagro impediría que César Castro se perdiera los Juegos Olímpicos de Río. Las primeras revelaciones de un SLAP en su hombro derecho, una lesión de la parte tendinosa que estabiliza la articulación del hombro en la zona donde se relaciona con la porción larga del bíceps, hacían temer lo peor: pasar por quirófano y perderse la cita olímpica, donde tenía mínima acreditada en los 1.500 metros libre. La recuperación, en el mejor de los casos y dependiendo del grado, suele estar en torno a los tres meses.

Y finalmente, el milagro no se produjo. El nadador placentino pasóel miércoles por el quirófano de la Clínica Montpellier de Zaragoza con la moral por las nubes, convencido de que, tras la artroscopia, la rehabilitación le permitiría estar en Río. Y aunque la operación fue todo un éxito, tras la intervención deun SLAP de grado IV los médicos le revelaron la cruda realidad: deberá estar en el dique seco unos cuatro meses y en absoluto es conveniente que precipite su reaparición.

Decepcionado y con el alta hospitalaria en la mano, con el brazo en cabestrillo y enfundado en una camiseta de la Unión Polideportiva Plasencia, la tarde se le alegró con la visita de Albert Tubella, responsable de las categorías de edad en la Federación Española. Llegaba con un encargo, el de entregarle una foto dedicada de Gregorio Paltrinieri, campeón del mundo e ídolo del placentino: "A César, regresa más fuerte".