Ocho jugadores y un solo interior puro. Y el único que hay
se encuentra terriblemente condicionado físicamente. El Extremadura Plasencia
sigue jugando a la ruleta rusa y en esta ocasión, en el tambor del revólver, se
encontró con una bala que le mandó al suelo.
El equipo placentino cosechó una nueva derrota a domicilio
en Ávila que le impide dar el salto de calidad en el cierre de la primera
vuelta. Un tropiezo esperado por la falta de recursos humanos que le hace ver
que su objetivo es mantener la categoría y no luchar por meterse en puestos de
playoffs. Ahora mismo está en puestos de descenso.
A pesar de la
relativa contundencia de la victoria abulense, el partido arrancó realmente
bien para los intereses placentinos, coincidiendo con la frescura de su cinco
inicial (5-12 m.5). Cuando un renqueante Seydou Aboubacar se fue al banquillo y
comenzaron las rotaciones, afloraron todas las carencias extremeñas. La falta
de kilos dentro de la pintura permitió al Ávila encontrar numerosos aclarados,
anotar fácil y voltear el tanteo por primera vez al final del primer cuarto
(19-16).
La sangría
visitante se extendió hasta el ecuador del segundo periodo. Un parcial de 17-0
allanó el camino del triunfo para el Ávila (29-16) y le mostró a Carlos Díaz
que las opciones de su equipo pasaban por exprimir a Seydou sobre el parquet. Con
el marfileño en pista, el Plasencia volvió a anotar, pero asumió que estaba en
inferioridad con Sidao Santana por dentro y decidió sacar el balón al
perímetro. Con 38-28 se llegó al descanso.
El Plasencia
no disimuló su apuesta por el tiro exterior tras la reanudación. Incluso Mario
Álvarez vivió más fuera de la línea de 6,75 que dentro de ella. Ni siquiera
renunció al carrusel de triples cuando iba 49-35 abajo. Pero entonces apareció
la mejor versión de Adrián Fuentes para ir acortando la desventaja y lograr
ponerse arriba otra vez en el inicio del último periodo (55-56).
A esas
alturas de partido ya estaba Fernando Sierra sentando en el banquillo por una
torcedura en su pierna izquierda. Con el madrileño y Seydou viendo el partido
desde el lateral, el cinco que encajó ese 17-0 estaba obligado a pelear por la
victoria.
Carlos Díaz
apostó por defender con una zonal 2-3 muy frágil, que concedía una y otra vez
lanzamientos librados al Ávila. Quién sabe si por la falta de piernas de su
equipo o confiando en los discretos porcentajes acumulados de su rival a lo
largo de la temporada. Eso, y la tardanza en rectificar, le costó el partido al
Plasencia.
Kyle Hittle se puso las botas ante un regalo tan inesperado
y brindó al Ávila una victoria imprevisiblemente plácida después de que el
Plasencia hubiera logrado remontar al inicio del último cuarto.