Otra vez a una victoria de los playoffs. El Plasencia sigue
insistiendo en hacer la goma y en luchar por uno de los seis primeros puestos
que permitan jugar por el ascenso. Su victoria ante un rival directo como el
Juaristi ISB (77-73) asegura la emoción en las cinco jornadas de liga regular
que faltan por disputarse.
Un triunfo que sirve además para poner fin a la maldición de
los finales ajustados. En los seis anteriores, había cosechado seis derrotas.
En esta ocasión, al que les tembló el pulso fue a los guipuzcoanos, que fueron
incapaces de anotar desde el 73-73 a dos minutos para el final.
Fue un partido de enorme trabajo por parte del equipo
placentino, que, a pesar de verse muy superado por dentro, nunca dejó de creer.
Fue a remolque hasta el último cuarto.
El Plasencia no tiene kilos por dentro y Orlov se puso las
botas. El ucraniano anotó los primeros nueve puntos de su equipo a través de
canastas muy fáciles. Por fuera, Mikel Sanz abría la herida hasta los trece en
el segundo cuarto (27-40).
Sin posibilidad de entrar por dentro, el Plasencia se confió
a tiros de media y larga distancia para mantenerse en el partido (37-46 al
descanso).
En la reanudación, el Plasencia creció en defensa gracias a
las ayudas y en la canasta contraria salió a relucir el talento de Medina y
Gallardo, arañando puntos en cada acción. Y a siete minutos para el final,
llegó la primera ventaja local (65-64).
Reaves salió al rescate del Juaristi, pero con 73-73 se secó
el caudal visitante. En ese tramo final, Mario Álvarez fue el gran
protagonista. Primero, para hacer el 75-73 a 01:30 para el final. Y luego, tras
fallar Mikel Sanz el triple que forzaba la prórroga, para convertir el último
tiro libre a que evitaba nuevos sustos y dejaba el average particular en La
Bombonera.